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Brasil 2014

Desde un principio, esta Copa Mundial prometía ser especial. Al ser albergada por un país que ha llegado a representar lo mejor del fútbol, la edición XX no podía ser como las demás. Y efectivamente, no defraudó a nadie. El Mundial de Brasil 2014 resultó extraordinario en muy diversos aspectos, con estadios abarrotados y un público apasionado que tuvo el placer de asistir a choques emocionantes, sorpresas y una cifra récord de goles.  

Ese público presenció también cómo Alemania recuperaba a lo grande un trofeo que había ganado tres veces anteriormente y, de paso, se convertía en la primera selección europea que consigue triunfar en América. El combinado de Joachim Loew fue un digno campeón, aunque, por tercer Mundial seguido, hizo falta una prórroga para decidir la final.

El brillante gol de la victoria del suplente teutón en el minuto 113 mantuvo también el reciente dominio mundialista de Europa, pues ya son tres los campeones consecutivos que acumula el Viejo Continente (un récord). Fue un tanto que hizo vibrar el techo del emblemático e incomparable estadio Maracaná y que puso un apropiado e inspirador broche de oro a un campeonato verdaderamente inolvidable. 

Pocas selecciones habían marcado una era como el combinado de España que, entre 2008 y 2012, había ganado tres grandes competiciones seguidas. Pero todo lo bueno se acaba y, para la generación dorada de la Roja, el telón se cerró en Brasil 2014. Fue una forma cruel de concluir una fascinante historia futbolística, pues el equipo de Vicente del Bosque se vio condenado a una eliminación prematura tras sendas derrotas abultadas ante Países Bajos (1-5) y Chile (0-2). “En este Mundial, todos hemos fallado”, fue el sincero veredicto de Del Bosque. “Nadie ha estado a la altura”.

Aunque concluyese con un duelo por la supremacía entre Europa y Sudamérica, Brasil 2014 fue un certamen en el que también hicieron historia otros continentes no tan laureados. África clasificó a dos selecciones para la segunda fase por primera vez en su historia, con Argelia especialmente impresionante (llegando a dar incluso un susto importante a los alemanes) merced a su estilo rápido y muy intenso. Pero la mayor revelación fue Costa Rica. Los Ticos se ganaron el corazón de los aficionados neutrales en todas partes, al quedar por delante de Uruguay, Italia e Inglaterra en un grupo en el que nadie les concedía ninguna opción, vencer a Grecia en octavos, antes de caer con bravura en los cuartos de final, en la tanda de penales contra Holanda.

El hecho de haber sido un Mundial con muchos goles podría dar a entender que el nivel de los guardametas no fue precisamente espectacular. Pero nada más lejos de la realidad… Fue un campeonato marcado por actuaciones excepcionales de los hombres situados bajo palos, en el que las paradas de los Tim Howard, Keylor Navas, Guillermo Ochoa, Manuel Neuer o Sergio Romero fueron tan memorables como los goles de los jugadores de campo. Y aun sin ser titulares, mención especial para Tim Krul, que salió desde el banquillo para inspirar el triunfo holandés en la tanda de penales de su choque de cuartos, y para el colombiano Faryd Mondragón, quien se convirtió en el futbolista de más edad en jugar en un Mundial tres días después de celebrar su cumpleaños 43.

Su visión de juego, su astuta técnica y sus goles espectaculares garantizaron que, durante toda su participación en Brasil 2014, James Rodríguez fuese una alegría para la vista. E incluso cuando esa participación tocó a su fin entre lágrimas contra Brasil, quedó patente que el número 10 de Colombia no solamente había cautivado a los aficionados, sino que también se había ganado el aprecio de sus colegas y rivales. No en vano, en uno de los detalles más emotivos del campeonato, David Luiz puso su empeño en consolar a su desolado rival y en hacer un llamamiento al público de Fortaleza –que respondió de buen grado– para aclamar a un talento único.

Sin embargo, la noticia mayor sucedión en la semifinal. Supuestamente, Brasil debía espantar los fantasmanas que le acechaban desde 1950, pero no fue así. Brasil alcanzó dos nuevos récords mundiales al perder dos veces seguidas como local, desde 1940. Y no fueron unas derrotas normales y corrientes, ya que Alemania le infligió una soberana paliza en semifinales, por 7-1 (igualando la derrota más abultada en la historia de la Seleção), antes de que Países Bajos se pasease por 3-0 en el encuentro por el tercer puesto. Eso dejó a los brasileños, que nunca habían recibido más de 11 tantos en ninguno de sus anteriores Mundiales, con 14 goles en contra, convirtiéndose en el primer país anfitrión que acababa el certamen con el peor registro en defensa.

Después del 7-1 en la semifinal la Nationalmannschaft regresó a la cima. Argentina tuvo que lamentar tres ocasiones claras falladas. Gonzalo Higuaín, Lionel Messi y Rodrigo Palacio se vieron solos ante el arquero en diferentes fases del encuentro, y ninguno de los tres logró rematar entre los tres palos cuando el gol parecía algo probable. Goetze, en cambio, aprovechó al máximo una oportunidad a priori no tan clara, dando una lección de definición a sus homólogos de la *Albiceleste *y apuntándose un tanto digno de ganar cualquier final.






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